Los restos materiales que la arqueología saca a la luz son piezas inconexas de un puzzle que difícilmente se acaba completando. Pero hacen visibles, parcialmente, aspectos de la vida cotidiana de las sociedades estudiadas. En algunos casos, temas que pueden parecer secundarios ayudan a sentir más cercanos nuestros antepasados, como es el juego. El juego es un aspecto transversal como pocos, que comprende todas las edades y clases sociales. Un ejemplo de ello es la taba elegida como pieza del mes. Las tabas son huesos de cabra u oveja llamados atrágalos, que se encuentran en las patas traseras de estos animales. Con estas piezas de cuatro caras se puede jugar a juegos de habilidad y de azar. En la tumba de Tutankamón, en el siglo XIV aC, ya se encontraron tabas, aunque en nuestra tierra se conocen desde época de los griegos y, sobre todo, de los romanos. Su utilización llega hasta el siglo XX. Aunque mucha gente de cierta edad recuerda juegos y reglas de cómo jugaban con tabas cuando eran pequeños. Como juego de azar también era un juego de adultos, ligado a menudo a las apuestas. Son los adultos quienes usan imitaciones de tabas hechas de bronce, plata, ámbar, marfil, cerámica o vidrio. Muchos autores las consideran las antecesoras de los dados. La taba del Museo es de vidrio, más pequeña que una taba natural y se encontró en Empúries. Está fechada entres los siglos III y I aC y forma parte de la Colección Cazurro (una donación de piezas de Empúries hecha en 1905 por el señor Manuel Cazurro, conservador de la Comisión Provincial de Monumentos de Girona).
Museu d’Arqueologia de Catalunya, Sant Pere de Galligants
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